Has oído hablar alguna vez de la obesidad infantil, ¿Verdad?
La obesidad infantil es un tema que está totalmente a la orden del día. Los malos hábitos de alimentación, junto con el sedentarismo hacen que nuestros niños y niñas aumenten de peso de manera descontrolada, encontrándonos con más frecuencia a niños con sobrepeso.
Quédate con nosotros, te diremos cuáles son las consecuencias y remedios para que los peques estén totalmente sanos.
La obesidad infantil
¿Quién iba a imaginar hace unos años que nuestros niños pudieran llegar a padecer esta enfermedad?
¡Pues sí! Sabes que los tiempos han cambiado, la economía es mucho más estable que hace décadas y la sociedad es cada vez más consumista; ¡Por suerte hemos evolucionado! Sin embargo todo tiene su lado negativo, y en este caso hablamos de los excesos que cada uno de nosotros soportamos a lo largo de nuestra vida, en este caso, los pequeños con la comida.
Para muchos, comer en exceso es sinónimo de estar sano, y por supuesto que esto no es así. Sí que es cierto que lo contrario, comer poco, no es nada saludable, pero como siempre, debemos y tenemos que buscar un punto intermedio para estar fuertes y vigorosos.
Hoy en día la comida rápida, los hidratos de carbono y los dulces se encuentran de forma muy accesibles para todos, y son muy jugosos para los más pequeños. Una de las bases fundamentales para mantenernos sanos es el autocontrol; se trata de una de las capacidades que desarrollamos a medida que crecemos, donde nosotros mismos nos controlamos de las acciones que desempeñamos. De modo que en este caso tenemos que tener un especial cuidado con los más peques. A veces hay que prohibirles el consumo de estos alimentos.
Otra opción que te recomendamos será la de hacer de su comida favorita (pero poco saludable) una recompensa, de manera que en el momento en el que el niño o la niña consiga un objetivo, obsequiarle con uno de estos alimentos que tanto les gustan pero que tan dañinos son para todos.
Además de los malos hábitos alimentarios poco saludables, el sedentarismo entre los más pequeños llegó para quedarse. Si recuerdas, cuando eras pequeño las calles estaban llenas de niños jugando, saltando y en definitiva ejercitándose a la vez que pasándolo bien. Sin embargo, hoy en día, cada vez es más frecuente ver a niños y niñas en casa viendo la televisión, jugando con el ordenador o con videojuegos.
Consecuencias de la obesidad
Queremos dejarte por aquí unas indicaciones para que puedas diagnosticar si tu pequeño padece de sobrepeso u obesidad: tienes que tener en cuenta su edad, talla y sexo. De modo que cuando el peso del niño esté en el percentil 97, es obeso, y si está entre el 85 y el 97, tiene sobrepeso.
Por el contrario, si se encuentra por debajo de estos percentiles que te mostramos, está totalmente fuera de peligro de padecer esta enfermedad.
Aún así, te aconsejamos que te dirijas a un profesional para mayor información.
Los efectos que pueden llegar a sufrir estos pequeños no solo son físicos, como puede ser el aumento considerable de peso, sino también a nivel de salud y psicológico.
Mediante el peso vaya incrementándose, el niño o la niña se sentirá más cansado, ya que su cuerpo no está preparado para soportar más carga de la que puede resistir; de este modo y de alguna manera, no podrá jugar al mismo nivel que sus compañeros. Las vías respiratorias se cerrarán en comparación con las de una persona sana, por lo que tendrá que hacer un esfuerzo superior para poder respirar, y sus niveles de colesterol se elevarán, pudiendo desembocar todo esto en otro tipo de enfermedades más graves como las cardiovasculares o las de corazón.
En cuanto a los sentimientos, mediante el peso del pequeño aumente, podrá tener una imagen del él o ella cada vez más deteriorada, pudiendo pensar que no encaja con los demás. Todo esto puede afectarle psicológicamente de manera negativa, manifestándose como rechazo a la sociedad e incluso llegando a padecer depresión en los casos más extremos.
Remedios para la obesidad infantil
Lo primero que tienes que tener en cuenta para reducir el peso de tu pequeño, será moderar la ingesta calórica. Se trata de un proceso periódico, intentando que el consumo de alimentos sanos sea cada vez mayor y el de comida rápida cada vez menor.
¡No intentes cambiar su hábito de alimentos de un día para otro!
Lo segundo que debe de hacer el pequeño será dejar esa vida sedentaria que mantenía y realizar algún tipo de ejercicio. Una hora al día es suficiente; ve al parque con él, monta en bicicleta o simplemente da un paseo agradable, será divertido para los dos.
Igualmente, la intensidad del deporte debe ser progresiva, comenzar con ejercicios muy suaves e ir incrementándolos, para que su cuerpo no sufra ningún shock.
Con todo esto y mucho ánimo para tu pequeño conseguiréis los objetivos con rapidez. Y recuerda, si le acompañas en este proceso se le hará mucho más ameno. ¡A por todas!
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