Llega el verano y todos estamos deseando pasar unos días cerca del mar: sol, arena, un baño en el mar… Pero ir a la playa, moverse por la arena o entrar y salir del agua puede suponer una odisea para las personas con diversidad funcional.
Afortunadamente, cada vez hay más playas accesibles, promovida por los ayuntamientos o entidades como Cruz Roja. Pero, ¿qué son las playas accesibles?
Acceder a la playa
Una playa accesible tiene que serlo antes de poner un pie en la arena. Un aparcamiento reservado cerca es de agradecer, teniendo en cuenta lo difícil que es aparcar en un día de playa cualquiera.
La playa debe tener señalizaciones que indiquen dónde se encuentra los puntos adaptados. Además, una rampa debe conectar el paseo marítimo con la arena, cuya pendiente no puede superar el 8% de inclinación. Estas rampas deben estar conectadas con las pasarelas.
En la arena
Las pasarelas deben estar construidas con un material que no nos queme cuando caminemos descalzo sobre ella; por eso normalmente están construidas de madera. Su recorrido debe abarcar desde que se acaba la rampa hasta cerca de la orilla del mar.
Su función principal es que los usuarios con movilidad reducida no se queden atascados en la arena. Así pues, la pasarela debe ser lo suficientemente ancha como para que una silla de ruedas pueda avanzar sin peligro de salirse por los lados.
Es recomendable que las playas accesibles tengan un pequeño edificio o caseta donde se ubiquen determinados servicios adaptados como cuartos de baño, duchas y vestuarios. Las sillas de ducha como el modelo de silla de ducha con ruedas Clean, permiten deshacernos de la arena cuando decidamos irnos a casa.
El personal de playa, en los que se incluyen un socorrista, asiste a las personas durante el baño o en la arena y les facilitan el material adaptado que necesiten.
En el agua
Algunas playas adaptadas tienen acotada la zona del baño mediante unas boyas: principalmente hacen el baño más seguro, especialmente a las personas con discapacidad visual.
Las playas accesibles cuentan con un servicio de sillas anfibias. Hay que estar atento, porque este servicio puede limitarse a unas horas concretas del día.
Las sillas anfibias permiten a la persona con movilidad reducida darse un baño y tienen distintas características dependiendo a la necesidad o nivel de autonomía de cada uno.
- Sillas de playa como la Trial son sillas manuales con las que se puede entrar al mar y moverse por la arena. Es el usuario quien maneja la silla.
- Las tumbonas anfibias son ligeras y cómodas. Su altura baja es ideal para situarnos tranquilamente en la orilla o a la altura de los que se tumban en las toallas.
- Sillas anfibias como la Marina, Oceanic, o Tíralo flotan y poseen ruedas anchas que hacen más fácil moverse. Eso sí, otra persona debe tirar de la silla, ya que no permiten al usuario desplazarse por sí mismo.
Si quieres conocer las características de las sillas anfibias más profundamente, te recomendamos que leas un artículo en nuestro blog que escribimos para ello.
Si resulta que no necesitamos una silla sino un apoyo extra como puede ser una muleta, algunas playas adaptadas poseen muletas anfibias, las cuales podemos colocar en soportes especiales dentro del agua para nadar libremente.
Si quieres saber qué playas adaptadas hay cerca de ti, Discapnet tiene una lista de playas accesibles y qué servicio ofrece cada una. Si elegimos la opción de sillas anfibias, pasarelas, baños adaptados, ducha y personal de apoyo, las opciones se reducen a menos de 70 playas. Es un número preocupantemente bajo y numerosos colectivos denuncian la escasez de servicios mínimos que cubren las necesidades de las personas con diversidad funcional.
Somos el país con más banderas azules en el mundo: 681 de nuestras 3.000 playas la tienen. Sin embargo, las playas accesibles se encuentran lejos de esta cifra, impidiendo la total inclusión de las personas con discapacidad durante los meses de verano. Ir a la playa es un derecho, pero sigue siendo una odisea para muchos.
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