Los chalecos sensoriales son prendas que ejercen presión por peso sobre el cuerpo; también son llamadas prendas ponderadas. No solo encontramos chalecos con peso, sino collarines, pantalones, guantes e incluso mantas ponderadas.
Los chalecos sensoriales se usan para ayudar a calmar, tranquilizar y liberar el estrés gracias a la presión; están indicados para niños con problemas de nerviosismo, déficit del sueño, pequeños muy sensibles con tendencia a la sobreestimulación, etc. Si no habías oído hablar de ellos, ¡sigue leyendo para aprender mucho más!
¿En qué consisten los chalecos sensoriales?
Un chaleco es una prenda de vestir que se ajusta al tronco, no tiene mangas y se coloca sobre la ropa.
En el caso de los chalecos sensoriales para niños, van rellenos de pequeñas cuentas de vidrio, plástico o plomo, repartidas por toda la superficie de forma homogénea. En otros casos llevan bolsillos con peso o tienen muchas capas de tela, lo que hace que tengan un peso más elevado que otras prendas de ropa convencionales.
Se trata de una prenda sensorial infantil muy versátil y práctica, que puede ser colocada y ajustada rápidamente cuando sea necesario.
Generalmente, están confeccionadas con materiales suaves y cómodos, con colores o bien cálidos y suaves, o bien llamativos e infantiles.
¿Para qué sirve un chaleco sensorial? Estos son sus principales beneficios:
Con los chalecos sensoriales se practica una técnica que en terapia ocupacional se denomina Terapia de presión táctil, que consiste en llegar a un estado de calma por medio de la presión sobre el cuerpo. Ayuda a liberar el estrés, reducir los estímulos y tranquilizar el sistema nervioso.
Ejercer presión sobre el cuerpo tiene el mismo efecto calmante y reconfortante que un abrazo, provocando que el cerebro libere serotonina, la que se conoce como “la hormona de la felicidad”. Del mismo modo que los bebés al nacer se calman cuando se les envuelve con una manta, o el ganado se tranquiliza cuando está en grupos apretados en campo abierto.
Los chalecos sensoriales para niños están recomendados en la mayoría de los casos en los que se tienen dificultades sensoriales, ansiedad, hipersensibilidad, hiperactividad, autismo o TDAH.
Reducen la ansiedad e invitan a la calma
Es uno de los principales efectos que producen los chalecos sensoriales en los niños.
Al reducir el estrés y calmar la mente, el pequeño podrá concentrarse mucho mejor a la hora de hacer la tarea, mantener una conversación, estudiar o ver la televisión, por ejemplo.
La sobreexcitación en pequeños con autismo o niños altamente sensibles se ve reducida y apaciguada; el descanso también se realiza de una forma más profunda y placentera.
Controlan las emociones más intensas
Los ataques de ansiedad, nerviosismo o enojo se controlan mejor cuando el niño se siente seguro y arropado.
Al relajar los músculos y ejercer presión, se aumenta la actividad del sistema parasimpático que reduce los latidos del corazón; así las emociones se podrán controlar mucho más fácilmente que de otro modo.
Mejoran la calidad del sueño
Los chalecos sensoriales con peso tienen un impacto en el sistema nervioso autónomo, que es el sistema que regula los procesos corporales; este está formado por el sistema simpático y el parasimpático.
El sistema simpático es el que toma el control cuando el estado es de nerviosismo o excitación. En su contra, el sistema parasimpático, como hemos mencionado anteriormente, es el encargado de ralentizar el ritmo cardíaco y relajar los músculos.
Los chalecos sensoriales para niños estimulan este sistema y aumentan su capacidad, aportando un descanso de calidad.
¿Cómo seleccionar la talla de los chalecos sensoriales y cuánto peso se puede poner?
El uso de las prendas ponderadas siempre va a depender de la respuesta y personalidad de cada niño.
La talla debe ser la acorde con la medida del pequeño, siendo recomendable que quede un poco holgada, ya que, generalmente, estos chalecos sensitivos infantiles, pueden ajustarse y personalizar la presión.
En cuanto al peso, es recomendable no superar el 10% del peso del pequeño, aunque también es una cuestión de comodidad y elección en cada caso.
Los mejores chalecos sensoriales
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Te presentamos los mejores chalecos sensitivos para niños:
Chaleco con peso para propiocepción
Este chaleco ponderado está fabricado con un material cómodo y suave y unos colores muy llamativos y alegres.
Tiene una serie de bolsillos en los que se puede introducir peso, lo que permite personalizar el peso total de la prenda en función de la necesidad.
Se cierra mediante velcro y también puede usarse para practicar la propiocepción o realizar ejercicios.
Chaleco sensorial ponderado para niños
Este otro chaleco sensorial infantil tiene un color más cálido y suave, en tono cámel, con zonas acolchadas en los hombros y cierres ajustables mediante sistemas de clip.
Está confeccionado con algodón y el peso lo ejercen cientos de cuentas de vidrio reciclado repartidas por toda la prenda.
Puede combinarse con un collar ponderado, que ejerce una presión extra sobre los hombros y estimula la relajación y el descanso.
Manta ponderada infantil
Esta última recomendación no se trata de un chaleco, sino de una manta sensorial; un artículo mucho más útil a la hora de dormir.
Mientras el chaleco abraza el tronco del pequeño, la manta cubre todo el cuerpo durante la noche, aportando una sensación mayor de protección. También puede doblarse y colocarse sobre las piernas cuando el niño está sentado.
Esta manta tiene varias medidas y pesos, su material es impermeable, transpirable, antihongos e ignífugo y está rellena de pequeñas cuentas de plástico.
Recuerda contactarnos para resolver cualquier duda o sugerencia sobre las prendas de ropa con peso para niños, estaremos encantados de atenderte y ayudarte a encontrar la mejor solución.